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  • Foto del escritorSandra Pacho

LA CONCULCACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN AFGANISTÁN

Derecho Internacional



Desde que hace unos días los talibanes se hicieran de nuevo con el control de Afganistán, miles de afganos intentan abandonar de forma desesperada el país con el único objetivo de huir de la aplicación de la Ley Sharia que acabará con todos los derechos que habían disfrutado en los últimos veinte años.

Los líderes talibanes han transmitido por diferentes medios de comunicación que la población no debe tener miedo de esta ¨nueva situación¨ puesto que no habrá venganza y las mujeres tendrán un trato más favorable dentro de la sociedad, eso sí, siempre dentro de la Ley islámica. Algo difícil, sino imposible ni siquiera de imaginar si echamos la vista atrás.

El régimen talibán someterá a sus estrictas normas a toda la población, hombres, mujeres y niños, si bien la población más amenazada, las mujeres, miran con más pavor si cabe las nuevas ¨normas¨ que serán impuestas para ellas, pues saben que se cometerá un nuevo atentado contra sus derechos, sus libertades y su propia dignidad.

Mujeres, que no pueden entender como después de veinte años en los que gracias a la ayuda social y económica de la comunidad internacional habían prosperado, habían podido participar en la vida económica, laboral y social de su país, habían podido estudiar, trabajar, ser médicos, abogadas o deportistas de élite, en definitiva, vivir con un poco más de esperanza y menos miedo, puedan volver a verse sometidas a tal vulneración de los derechos humanos.

Entre las graves violaciones de derechos humanos que se produjeron en el anterior régimen talibán, y que presumiblemente, volverán a aplicarse en la actualidad, se incluyen la prohibición de las mujeres de trabajar o estudiar fuera del hogar, de salir de sus casas si no es acompañadas con la figura del muhram, su marido, padre o hermano, utilizar productos cosméticos, realizar deporte, utilizar colores vivos que puedan ser entendidos como ¨sexualmente atractivos¨, la obligación de vestir Burka, la indumentaria más restrictiva del mundo islámico, la obligación de llevar cubiertos incluso sus tobillos o incluso la imposibilidad de reírse en público.

Ante esta exigua, pero indignante descripción de las obligaciones y prohibiciones a las que serán sometidas las mujeres afganas, sorprende a todas luces la actitud de la comunidad internacional.

Muchas personas se preguntan cómo podemos estar permitiendo algo así. ¿Por qué la comunidad internacional lo permite? ¿Cuál es la explicación a esta permisividad de la violación de los derechos humanos? ¿Por qué después de veinte años de lucha por los derechos de los afganos dejamos que todo vuelva al punto inicial? ¿Por qué miramos hacia otro lado?

Nadie encuentra las respuestas a estas preguntas. Desconocemos si los motivos de permitir esta flagrante y vergonzosa violación de los derechos de las mujeres y las niñas en Afganistán son políticos, económicos o estratégicos, lo que sí que sabemos es que si como sociedad, como gobierno, o como ¨comunidad internacional¨ seguimos mirando hacia otro lado no sólo se perderán todos los avances que habíamos conseguido, sino que también se perderá la esperanza de los afganos, y quizás, el día que nos demos cuenta de la magnitud de esta situación y queramos socorrerlos, ya sea tarde para ellos, y para nosotros.


Artículo publicado el 23 de agosto de 2021 en "Tribuna de Valladolid"

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